Cicerón y sus citas célebres

La historia antigua está llena de personajes fascinantes, en especial si nos ponemos a pensar en los que vivían en la civilización romana. Cicerón fue uno de los más destacados. Este jurista, político, filósofo, escritor y orador es considerado uno de los más grandes exponentes del latín y aún hoy en día, recordado universalmente como un gran autor. Hoy, en Descubre Nombres, vamos a invitarte a que conozcas un poco más acerca de él con una pequeña biografía y algunas de las citas más célebres que le son conocidas, y que seguramente te harán comprender porque era tan admirado en su época.

cicerón

Biografía de Cicerón

Primeros años

Marco Tulio Cicerón nació el 3 de enero de 106 a.C en Arpinum, en lo que hoy es Arpino, Italia; en el seno de una familia de plebeyos. Su padre era un hombre delicado de salud, lo cual le impedía cumplir con sus aspiraciones políticas. En lugar de ello, se dedicó a trabajar en el campo y sobretodo, a entregarse a la literatura. Su madre, Helvia, pertenecía a una gens notable.

El nombre de Cicerón proviene del vocablo Cicer, que en latín quiere decir «garbanzo». Se dice que fue nombrado de esta manera precisamente porque su nariz tenía la forma de uno, aunque esto no tiene muchos fundamentos.

Cuando era niño, fue enviado a Roma para estudiar Derecho con algunos de los mejores maestros del momento. En su infancia le fue cultivado el amor por la poesía y por la literatura, a causa del poeta de Antioquía, Arquias. Se cree que a los catorce años escribió su primer poema, Pontius Glaucus. Como estudiante fue bastante precoz e inteligente.

Al comenzar con sus estudios superiores, se dedicó a estudiar sobretodo las materias de Derecho, Oratoria, Literatura y Filosofía. Más adelante, hizo una corta carrera en la milicia y ejerció tres años como abogado.

Adultez

Durante el año 74 a.C. , Cicerón fue elegido como miembro del Senado, compitiendo contra Lucio Sergio Catilina, quien al no obtener los resultados que esperaba organizó una revuelta contra el gobierno. Cicerón controló esta situación y pudo ejecutar a varios seguidores de Catilina, mientras que a este lo expulsó del Senado. Debido a esta decisión fue duramente criticado por Julio César y demás senadores romanos, pues ellos pensaron que había sido demasiado duro al no darle a sus adversarios las debidas garantías legales. Todo esto derivó en su exilio en el año 58 a.C.

Tras este episodio se refugió un año en Macedonia, hasta que fue perdonado por el general romano Pompeyo El Grande.

Luego se volvió procónsul y gobernador de la provincia romana de Cilicia, mientras se dedicaba a la literatura hasta el año 51 a.C. Durante este tiempo pudo escribir muchas de sus obras más conocidas, entre las que se encuentran De Legibus (Sobre las leyes), De Officiis (Sobre el deber), y De Natura Deorum (Sobre la naturaleza de los dioses). Sus obras menores más famosas son, así mismo, De Senectute (Sobre la vejez) y De Amicitia (Sobre la amistad).

Apoyó a Octavio esperando ver restaurada la República y más tarde al emperador Augusto, en su levantamiento contra el cónsul Marco Antonio.

Muerte

Debido a rencillas políticas, el cónsul ordenó que se le asesinara el 7 de diciembre de 43 a. C, además de exigir que le fueran cortadas la cabeza y las manos para exhibiras en los rostra del Foro; una costumbre que solo se hacía con los cuerpos de los proscritos. Cicerón había sido ya proscrito poco antes por Marco Antonio.

Cuando llegó el momento de cumplir con las órdenes, Cicerón no puso ninguna resistencia. Fue ejecutado junto con su hermano Quinto y su sobrino. El único que le sobrevivió fue su hijo, Marco Tulio.

Frases célebres de Cicerón

  1. La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio.
  2. Una cosa es saber y otra saber enseñar.
  3. En cuanto a la adversidad, difícilmente la soportarías si no tuvieras un amigo que sufriese por ti más que tu mismo.
  4. A pesar de que ya soy mayor, sigo aprendiendo de mis discípulos.
  5. La honradez es siempre digna de elogio, aún cuando no reporte utilidad, ni recompensa, ni provecho.
  6. El buen ciudadano es aquel que no puede tolerar en su patria un poder que pretende hacerse superior a las leyes.
  7. ¿Qué cosa más grande que tener a alguien con quien te atrevas a hablar como contigo mismo?
  8. Si hacemos el bien por interés, seremos astutos, pero nunca buenos.
  9. Mi conciencia tiene para mí más peso que la opinión de todo el mundo.
  10. El amor es el deseo de obtener la amistad de una persona que nos atrae por su belleza.
  11. Los hombres son como los vinos: la edad agria los malos y mejora los buenos.
  12. Recuerdo incluso lo que no quiero. Olvidar no puedo lo que quiero.
  13. Estos son malos tiempos. Los hijos han dejado de obedecer a sus padres y todo el mundo escribe libros.
  14. Cuando mejor es uno, tanto más difícilmente llega a sospechar de la maldad de los otros.
  15. Preferiría la paz más injusta a la más justa de las guerras.
  16. La confidencia corrompe la amistad; el mucho contacto la consume; el respeto la conserva.
  17. Todas las cosas fingidas caen como flores marchitas, porque ninguna simulación puede durar largo tiempo.
  18. En cuanto a la adversidad, difícilmente la soportarías si no tuvieras un amigo que sufriese por ti más que tu mismo.
  19. Si quieres aprender, enseña.
  20. Nada perturba tanto la vida humana como la ignorancia del bien y el mal.