Juan Pablo II y sus citas célebres
Una de las figuras más importantes de nuestro tiempo, ha sido la del papa Juan Pablo II, quien por muchos años tuvo millones de seguidores devotos de la fe católica alrededor del mundo. De él se han dicho muchas cosas y se han tenido bastantes opiniones, pero ya sea que te consideres una persona religiosa o no, lo cierto es que es imposible negar que este hombre, en vida, tuvo una gran influencia en varios asuntos de interés mundial. Es por eso que el artículo de hoy lo dedicamos a contarte un poco sobre su historia y claro, a repasar sus más célebres citas. ¡No te lo vayas a perder!
Historia de Juan Pablo II
Primeros años
Juan Pablo II nació bajo el nombre de Karol Wojtyla, en la ciudad polaca de Cracovia en 1920. Su padre era oficial de administración del Ejército Polaco mientras que su madre se desempeñaba como profesora en una escuela local. Cuando era joven, pasaba muchas horas de su infancia practicando deportes como la natación y el fútbol, además de sacar buenas notas. Se sentía también muy atraído por la Literatura y las clases teatrales; tanto así que antes de decidirse por el camino del sacerdocio, incluso llegó a considerar estudiar Artes Dramáticas para convertirse en un actor profesional.
Durante su juventud le tocó vivir la ocupación nazi, que fue especialmente violenta en Polonia. Mientras los alemanes se asentaban allí, estudiaba y tomaba clases de actuación, además de trabajar en una fábrica para conseguir dinero extra e impedir que lo deportaran. No era judío, por lo que no corría tanto peligro como la gente que si profesaba esta religión y a la cual ayudó a escapar de los nazis, pues formó parte la UNIA, una organización clandestina que se encargaba de encontrar refugio para quienes practicaban el judaísmo en esos tiempos. Tanto la muerte de su padre como las historias que escuchaba acerca de curas católicos que llegaban a los campos de concentración, le impulsaron a tomar los hábitos para convertirse en religioso.
Después de ser ordenado sacerdote en 1946, viajó a Roma para completar sus estudios con un doctorado en Teología.
Trayectoria como religioso
Después de ser sacerdote una buena parte de su adultez, ocupo el puesto de auxiliar del arzobispo de Cracovia en 1958 a quien sucedería seis años después. En ese entonces, eran muy conocidas sus opiniones en contra del comunismo y sobretodo, la crítica que le hacía al tipo de gobierno que regía a los polacos, especialmente después de los estragos de Segunda Guerra Mundial.
En 1967, fue nombrado cardenal por el Papa Pablo VI y finalmente, fue elegido como nuevo pontífice el 16 de Octubre de 1978. Tenía cincuenta y ocho años en ese entonces y adoptó el nombre con el que es tan conocido alrededor del mundo. Fue también el primer Papa que no tenía origen italiano desde el año de 1523 y también el primero en proceder de uno de los países, que formaban parte del bloque comunista de Europa. Esto supuso un gran cambio para el Vaticano en aquel entonces.
A partir de entonces se convirtió en una personalidad muy apreciada por los devotos de su religión. Realizó viajes a diferentes países que incluían los cinco continentes, con el motivo de enviar un mensaje de paz y de unidad en todos ellos. Es muy famosa su proclamación de unidad espiritual en Europa, así como las visitas que ha hecho en lugares como México y los Estados Unidos.
En 1981, sufrió un atentado en la Plaza de San Pedro en la ciudad del Vaticano, en el que sufrió heridas a partir de los disparos de Mehmet Ali Agca, un hombre asociado con el terrorismo. Debido a eso fue que tuvo que ser internado en el hospital durante más de dos meses.
El siguiente año, también estuvo cerca de pasar por un ataque similar en el Santuario de Fátima cuando se encontraba en medio de un viaje a Portugal. A pesar de ello, continúo visitando diferentes lugares con el objetivo de difundir el evangelio, especialmente en Asia, África y América del Sur. También mantenía relaciones como otros líderes religiosos, en aras de modernizar la postura de la Iglesia Católica, aceptando diferentes formas de pensar y practicas religiosas.
Una vez que hubo ocupado su puesto como Papa, fueron muy famosas sus cartas apostólicas, que trataban acerca de temas actuales como la familia, la reivindicación de la mujer, la reproducción asistida y la eutanasia, desde su punto de vista como representante de la Iglesia y mismas que eran tomadas muchas veces, como un argumento por parte de quienes siempre se han pronunciado en contra de dichos aspectos.
A pesar de que Juan Pablo II fue en vida, un hombre que denunciaba la desigualdad social y económica, si mantuvo posturas muy conservadores respecto a temas como el divorcio, el aborto y los anticonceptivos, algo que le ganó varias polémicas y detractores.
Muerte
Durante sus últimos años de vida, era evidente que lo aquejaba un deterioro de su salud, hecho que le impidió seguir viajando con la misma frecuencia con la que lo había hecho hasta el momento. Esto también ocasiono que estuviera ausente varias veces de la Plaza de San Pedro, en donde eran habituales sus apariciones públicas.
Finalmente, fallecería el 2 de abril del 2005, llevándose a cabo un amplio funeral que fue transmitido por los medios de comunicación y seguido por millones de personas en diferentes países. Su pérdida ocasiono una tristeza muy profunda a prácticamente todos sus seguidores y aun el día de hoy, se le recuerda con mucho cariño entre los católicos.
El mismo año de su muerte, Benedicto XVI, su sucesor, anunciaba su beatificación. El 27 de abril del 2014 fue canonizado por el Papa Francisco, sucesor temprano de Benedicto, junto a Juan XIII.
Citas célebres de Juan Pablo II
- La paz exige cuatro condiciones esenciales: Verdad, justicia, amor y libertad.
- La violencia jamás resuelve los conflictos, ni siquiera disminuye sus consecuencias dramáticas.
- La familia está llamada a ser templo, o sea, casa de oración: una oración sencilla, llena de esfuerzo y ternura. Una oración que se hace vida, para que toda la vida se convierta en oración.
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Todos los artistas tienen en común la experiencia de la distancia insondable que existe entre la obra de sus manos, por lograda que sea, y la perfección fulgurante de la belleza percibida en el fervor del momento creativo: lo que logran expresar en lo que pintan, esculpen o crean es sólo un tenue reflejo del esplendor que durante unos instantes ha brillado ante los ojos de su espíritu.
- El respeto a la vida es fundamento de cualquier otro derecho, incluidos los de la libertad.
- Que nadie se haga ilusiones de que la simple ausencia de guerra, aun siendo tan deseada, sea sinónimo de una paz verdadera. No hay verdadera paz sino viene acompañada de equidad , verdad, justicia, y solidaridad.
- Amar es lo contrario de utilizar.
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Dios se deja conquistar por el humilde y rechaza la arrogancia del orgulloso.
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No hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón.
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El desarrollo es el nuevo nombre de la paz.
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El matrimonio y la familia cristiana edifican la Iglesia. Los hijos son fruto precioso del matrimonio.
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Si nos alejamos de Dios, ¿quién nos garantiza que un día un poder humano no reivindique de nuevo el derecho a decidir qué vida humana vale y cuál no vale?
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Por eso América: si quieres la paz, trabaja por la justicia. Si quieres la justicia defiende la vida. Si quieres la vida, abraza la verdad, la verdad revelada por Dios.
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La vocación del cristiano es la santidad, en todo momento de la vida. En la primavera de la juventud, en la plenitud del verano de la edad madura, y después también en el otoño y en el invierno de la vejez, y por último, en la hora de la muerte.
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No habrá paz en la tierra mientras perduren las opresiones de los pueblos, las injusticias y los desequilibrios económicos que todavía existen.
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La libertad de buscar y decir la verdad es un elemento esencial de la comunicación humana, no sólo en relación con los hechos y la información, sino también y especialmente sobre la naturaleza y destino de la persona humana, respecto a la sociedad y el bien común, respecto a nuestra relación con Dios.
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El terrorismo nace del odio, se basa en el desprecio de la vida del hombre y es un auténtico crimen contra la humanidad.
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El hombre es esencialmente un ser social; con mayor razón, se puede decir que es un ser familiar.
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La vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción. Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe ver reconocidos sus derechos de persona, entre los cuales está el derecho inviolable de todo ser inocente a la vida.
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Hasta que quienes ocupan puestos de responsabilidad no acepten cuestionarse con valentía su modo de administrar el poder y de procurar el bienestar de sus pueblos, será difícil imaginar que se pueda progresar verdaderamente hacia la paz.